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antonio vilchez, creador y director del lima zap festival

“Nuestras expresiones artísticas están hechas para todos los seres humanos”

Entrevista a Antonio Vílchez, director del Lima Zap Festival

Publicado: 2017-03-30

El miércoles 29 de marzo se inauguró el Lima Zap Festival, el primer festival de zapateo y tap que se realiza en Lima. Esta es una valiosa oportunidad para revisar la tradición del zapateo afroperuano y conocer una de las variables del zapateo más conocidas a nivel mundial: el tap. Los cuatro días de programación en Lima y Chincha cuentan con la presencia de una importante variedad de invitados nacionales e internacionales, que podremos disfrutar en espectáculos, clases maestras y encuentros. Conversamos con su creador y director, Antonio Vílchez, bailarín de extensa trayectoria, director de Adú Proyecto Universal y difusor del arte del zapateo en el Perú.

Entrevista: Diana Pflücker

Fotos: Luis Rodríguez Pastor


¿Por qué hacer un festival de zapateo y tap?

Hay un motivo básico a partir de mi experiencia —tanto con el zapateo afroperuano como con el tap— viajando, viendo festivales afuera, organizando, no digamos investigación, pero sí revisión del universo temático del zapateo. Hay muchos festivales de tap, en diversos lugares del mundo ha llegado a ser un medio de comunicación artístico para gente o países que no tienen una tradición de zapateo. Entonces, lo han adoptado y hecho suyo, y a partir de eso se han creado muchos festivales. Siempre he creído que el zapateo afroperuano —al igual que el tap— tiene esas condiciones para ser adoptado a otra cultura, tiene un nivel de adaptación rítmico y de movimiento.


¿Cuál ha sido tu experiencia con la tradición del zapateo afroperuano?

Hay una tradición, claro que sí, pero pienso que el zapateo afroperuano… yo cuento esta historia: hace mucho tiempo vi un documental de Los Stomp (un grupo de percusión corporal, zapateo y, en fin, de muchas cosas, muy famoso a nivel mundial) llamado Ritmos del mundo, en el que aparecía España, Brasil, África, Japón, la India, y claro, de América del Sur salía Brasil, y yo decía: “¿Por qué no puede estar Perú dentro o considerado como una sede rítmica tan fuerte?”, y creo que crear un festival que lo anexe con el tap, y poder nosotros generar también en Perú un espacio para el tap, pero a la vez un lugar que congregue al zapateo tradicional, va a hacer que nuestra mirada al mundo esté más presente.

Entonces, uno de los objetivos para lograr que el zapateo afroperuano tenga este reconocimiento mundial es anexar con los festivales de tap y que nuestro zapateo sea un medio más de comunicación con otras culturas. A mí me gusta abordar la tradición y cuidarla, y también investigarla, pero creo también hay algo que es importante saber: nuestras expresiones artísticas están hechas para todos los seres humanos. O sea, a mayor información que puede tener alguien, tiene otra posibilidad más de expresarse y a veces hay gente que —lo digo por experiencia—a veces nace en un formato, en un mundo, en una idiosincrasia, que a veces no te sientes parte de ella y de repente por ahí escuchaste una música que nunca habías escuchado, viste un baile que nunca habías visto y lo pruebas y te sientes bien y dices: “Oye, este puede ser un medio para expresarme yo también”. El sueño es que este festival pueda mantenerse, y me he imaginado que un día en este festival tenga un programa donde hay un grupo de Japón trayendo una coreografía de zapateo afroperuano con su cultura integrada o un grupo de la India, también con el zapateo afroperuano integrado de alguna manera. Que haya despertado en otras personas lo mismo que me ha despertado a mí o a otros chicos o jóvenes, porque yo he aprendido a zapatear el zapateo afroperuano no de niño sino de adolescente y eso también me llevó al tap, algo que no está dentro de mi cultura, pero al ver a los zapateadores sientes una conexión que es inexplicable y al practicarlo me sentía cómodo también, decía: “Esto me gusta”.


Y has hecho una fusión nutrida con ambas culturas.

Sí, claro. Y luego ya investigando he visto que los zapateadores afroperuanos —más por el lado del zapateo criollo— ejecutaban técnicas que se parecían mucho al tap, y habían ritmos y sonoridades, y pensaba: “Pero algo debe haber con el tap también a parte”, o sea, más atrás. Y ahora, Manuel Acosta Ojeda, en el último libro que publicó, Aportes para un mapa cultural de la música popular del Perú (Universidad San Martín de Porres, 2015), cuenta una anécdota sobre Carlos Vásquez (hermano de Porfirio Vásquez), que era zapateador y decimista. Cuenta que él perteneció a un circo que había venido y que en este circo había fallecido el tap dancer, y que estaba justo en esta gira buscando alguien que pudiera zapatear y entonces interactuó con músicos del circo y con la orquestación de jazz y con todo. Otra cosa que nos cuenta MAO —historia que le contó el propio don Porfirio (esa es otra cosa: tenemos mucha información oral y muy poca información de una investigación más rigurosa)— es que se había ido al cine a ver películas de Fred Astaire, que le había gustado, que empezó a ver en la mañana, en la tarde y en la noche y que luego se fue a dar clases de zapateo, pero que ya tenía la información y la empezó a poner también metales al zapato. O cuando ves a Lucho Vásquez zapatear, él también le había puesto unos metales abajo en su taco y la gente decía: “Oye, ¿por qué suena eso tan bien?”, y él le había puesto una cosa ahí. Entonces, hay ya una conexión del tap con el zapateo afroperuano desde ese lado y ya el otro lado que nos conecta de una manera más de herencia, es definitivamente la herencia africana. Desde la rítmica, el 6 x 8, que es el compás que está presente, que marca esta africanidad no solo en Perú sino en muchos países de Latinoamérica y el mismo Jazz, tiene este 6 x 8. Cada uno tiene una cosa distinta, pero está enraizado con esta herencia africana que nosotros también tenemos. Entonces, de muchos lados hay conexiones con el tap estadounidense.


Y en el caso de este festival, vamos a encontrar zapateo peruano con el tap estadounidense, ¿o también estás trayendo influencias de otros lugares?

Bueno, definitivamente el que el festival se llame Zapateo y Tap involucra también a que el zapateo puede ser de otros estilos. Por ahora es un festival pequeño, pero hay que avanzar, porque si hablamos de zapateo del mismo Perú, hay el zapateo afroperuano, pero está el zapateo andino, que también tiene todas las características de contrapunto. Tenemos zapateo en México, que es el son jarocho, tenemos el malambo en Argentina, y aparte en el tap hay, por ejemplo, bailarines de tap como Fredy Corado en Guatemala, que hace tap pero con música latina. O el mismo Max Pollak, que creó el rumba tap, con ritmos afrocubanos. Hay una infinidad de propuestas que podríamos ir poco a poco trayendo, porque todos los artistas que he nombrado los conozco y realmente, todos los que van apareciendo es por una necesidad de expresarse y aportar.


Señalas que el Festival es pequeño, pero esta primera edición ya trae una invitada internacional, Heather Cornell.

Sí, de la invitada quiero decir algunas cosas, porque Heather Cornell —para hacer una especie de paralelo—, si nosotros hablamos de aquí en Perú de los Vásquez o de los Ballumbrosio o de los Campos, en Estados Unidos también hay nombres de zapateadores muy mayores y esa es una cosa de la gente del tap de allá, que reconoce bastante a sus maestros, a sus aportes anteriores. La maestra Cornell ha tenido como maestros a íconos del tap, ha sido discípula de Buster y Eddy Brown, en fin, de varios íconos del tap estadounidense. Tiene una agrupación que se llama Manhattan Tap, que entre los años ochenta y noventa fue un boom y aportó mucho a reflotar el tap en Estados Unidos y que muchos de los integrantes son parte ahora de otras propuestas y ha hecho que crezca mucho más. Va por el mundo dando clases de tap, tiene trabajos con grandes músicos, o sea, en compañía. Ha viajado por diversos países participando en múltiples shows de radio y televisión en estados unidos, ha ganado los premios Leyend of Tap en el 2008, el Tapestry Awards en el 2010, el JUBA en el 2011, JUBA es muy importante en el tema del tap en Estados Unidos. Ha sido una artista reconocida por la Bergen Comunity College en el 2014 y ganó el premio de New York del Tap City Hoofer en el 2015 y ha entrenado a cientos de bailarines del mundo, entonces realmente es una suerte que ella pueda estar aquí. Tiene una información que enriquece no solo la parte técnica. O sea, alguien dice: “Viene una maestra de tap, yo quiero que me enseñe y aprender a hacer todas esas cosas con los pies”. Ella hace “todas esas cosas con los pies”, pero tiene una visión del tap y conoce su esencia muy bien y sabe transmitirla de muy buena forma. La persona que pueda tener un taller con ella o verla en un show, se va a llevar una visión distinta del tap que no solo pasa por una cuestión de demostrar mucha habilidad, que bueno, también es parte de. Pero yo he podido verla y tomar clases con ella y siento que eso es lo que ella me ha aportado, desde un lado hasta más espiritual con el tap. Hay una carga más profunda que eso creo que es lo que le da la importancia a estas expresiones.

Tendremos la oportunidad de verla el jueves 30 de marzo en el ICPNA de Miraflores a las 8 p.m., donde estará acompañada de los músicos peruanos Ernesto Hermoza, Omar Rojas, Fusang Miranda y Sigiberto Velasquez. Vamos a tratar de hacer un espectáculo que tenga el jazz, pero también vamos a poner en aprietos a la maestra, porque vamos a explorar qué pasaría si ella experimenta con la marinera limeña o con un charango y una quena. Tengo que contarlo, creo, porque no lo he dicho, pero vamos a hacer eso. No sabemos qué va a pasar, pero yo creo que de eso va a salir algo muy bonito. Por otro lado, hay una clase maestra de capacidad de veinte alumnos, que tiene un costo de 100 soles por tres horas, con la maestra el día viernes de 1 de abril a las 4:00 p.m.


¿Y todas esas entradas —tanto para los espectáculos como para las clases maestras— se venden en el ICPNA de Miraflores?

No, la de los espectáculos en el ICPNA y la de las clases maestras escribiendo a la página de Lima ZAP Festival. Ahí está el evento, ahí pueden entrar, escribir y ver toda la información. El día sábado la maestra también estará en Chincha, ahí hará un pequeño conversatorio. Nos va a hablar del tap y de su aporte mundial y se realizará un jammin de fin de fiesta, donde estarán participando zapateadores del atajo de los hermanos Ballumbrosio, la maestra y yo. Entonces vamos a hacer una especie de zapateo criollo/atajo/tap. Será entrada libre para toda la gente de Chincha y los que estén por allá.


Este esfuerzo por organizar y presentar el Festival ha coincidido con un momento particularmente difícil para el país.

De hecho, en estos días estamos pasando en Perú momentos muy duros. Es difícil realizar este tipo de eventos y al mismo tiempo vivir estas situaciones. Nosotros nos solidarizamos con los afectados por los conflictos climáticos e invitamos a que la gente apoye sumando en el punto de acopio aquí en el mismo ICPNA de Miraflores, sede principal del Festival. Como me decía alguna vez la maestra Cecilia Barraza: el arte revitaliza, a través de ella puedes seguir con la vida cotidiana. Creo que a partir de este tipo de circunstancias podemos también comprobar el poder que tiene la música, la danza, el zapateo, el arte en sí, darnos ese empujón, ese empuje que todos los peruanos tenemos. Sin eso, sin nuestra música en el norte o en el sur, sin nuestra idiosincrasia de la cual nos sentimos orgullosos, creo que no saldríamos adelante. Entonces es también reconocer esa fuerza que tenemos a través de nuestra música y nuestro baile. No estamos ajenos a todo lo que pasa en el país.


[Para poder ver todas las actividades del Lima Zap Festival, haz click aquí].


Escrito por

Luis Rodríguez Pastor

Caramba sí, caramba no.


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